jueves, 3 de mayo de 2018

Fajardo NO es ningún "tibio"

Como lo prometido es deuda, continuamos desnudando los flamantes candidatos a la presidencia de la república; esta vez le corresponde a Falsardo, y no es un error ortográfico sino el apelativo que le pusieron los trabajadores del municipio de Medellín cuando fue alcalde de esa localidad y con justa razón.

Fajardo no es un tibio como lo han catalogado en esta comparsa electorera y aunque los medios al servicio del capital lo califican como uno de los mejores alcaldes y gobernadores cuando lo fue de Medellín y Antioquia, todos esconden que gobernó amparado por los carteles de la mafia y trabajó además durante sus años como mandatario regional al servicio del Grupo Empresarial Antioqueño  GEA.
Falsardo es, junto con los demás politiqueros, otro de los abanderados de la lucha contra la corrupción y el clientelismo, pero también en su caso no deja de ser una tapadera de politiquero porque en el actual sistema y en todos los países es la corrupción una norma. Y solo para poner en evidencia la falsedad de Falsardo y sus secuaces, Jorge Enrique Robledo y Claudia López, una de las corruptas implicadas en el cartel de la paz, léase el robo de los dineros para la supuesta paz, es Sonia Elvira Veloza miembro del Partido Verde. El capitalismo no puede acabar con la corrupción porque el sistema mismo es la corrupción.
La reconciliación es otra de las grandes falsedades de la campaña de Falsardo: Apostar a la reconciliación significa entendernos siendo diferentes y tender puentes entre nosotros. No dejar que la rabia, el miedo y el odio definan las relaciones, sino liderar una revolución serena. En lenguaje popular significa que los pobres sigan soportando la guerra, el odio, la discriminación, el marginamiento sin levantar la cabeza ni rebelarse. Un despropósito que el Pueblo Rebelde no está dispuesto a aceptar: la explotación y la opresión engendran resistencia, rebelión, revolución. No habrá revolución serena mientras exista la explotación y el pueblo siga sometido a la brutal represión del Esmad y sus mejores hijos sigan siendo encarcelados y asesinados por reclamar lo que les pertenece.
Finalmente, Falsardo plantea, como el resto de los candidatos, “la educación como derecho y no como privilegio de unos pocos, base de la transformación social y fundamental para desarrollar el potencial de las personas”. Palabrería para enredar a los trabajadores ocultándoles que en el capitalismo desarrollar el potencial de las personas es adoctrinar a la juventud para la sumisión, capacitarla para producir más y a menor precio, y adaptar el aparato educativo con maestros obedientes a quienes la jornada única se les impondrá desmejorando sus condiciones de trabajo y de salud.
En resumidas cuentas, Falsardo no es un tibio sino un representante de la oligarquía amangualado con la mafia; es decir, un enemigo del Pueblo Rebelde.

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