miércoles, 28 de marzo de 2018

¡LA ESPERANZA DE LOS TRABAJADORES ESTÁ EN SU REBELIÓN!

NI LOS GOBERNANTES, NI LAS INSTITUCIONES DE LOS EXPLOTADORES
¡LA ESPERANZA DE LOS TRABAJADORES ESTÁ EN SU REBELIÓN!

Presentamos a nuestros seguidores y amigos un breve resumen de algunos de los más importantes hechos ocurridos en el último mes.
El Medio Oriente desolado: desde mediados de febrero y hasta estos días han sido noticia los bombardeos sistemáticos del régimen sirio en Guta Oriental, acompañado de los brutales ataques de Turquía en Afrín también en esa región. Estados Unidos, Rusia y otros países apoyan este nuevo genocidio encabezado por los gobiernos de Al-Assad en Siria y Erdogan en Turquía contra el pueblo kurdo que hace varios meses derrotó las tropas de Isis y resiste la ofensiva de sus enemigos ancestrales. Miles de muertos, heridos y destrucción material es todo cuanto dejan a su paso las clases dominantes en esta feroz disputa entre los imperialistas por el dominio geoestratégico de la región. El Pueblo Rebelde no es indiferente a la tragedia del pueblo kurdo quien urge de la solidaridad internacional de los trabajadores.
Un viraje a la derecha en Europa: la reciente reelección de Putin en Rusia y en general el ascenso de la ideología que trata de imponer nuevamente el fascismo y la derechización de los regímenes en Europa y otras latitudes solo confirma que la reacción siempre toma fuerza en medio de las crisis económicas, políticas y sociales del capitalismo. Se afianza como necesidad de los grandes monopolios y países imperialistas para resolver la crisis de su sistema por medio de la guerra.
Estados Unidos sigue afilando sus garras: en esa misma dirección de los preparativos de una nueva confrontación mundial apuntan las nuevas medidas de Trump en Estados Unidos, tales como el reemplazo del secretario de Estado, Rex Tillerson, por el director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Mike Pompeo y del ascenso a la subdirección de esa agencia de la siniestra Gina Haspel, reconocida torturadora; las operaciones militares que aún mantiene en Irak, Afganistán, Siria, Yemen, Somalia, Libia, Nigger, sin contar con las bases militares en más de 100 países, entre ellos Colombia, son evidencia de los preparativos para la guerra; igualmente son muestra de su desespero por impedir que los imperialistas rusos y chinos, especialmente, disputen las regiones bajo su mando; en particular, los últimos afanes de la Casa Blanca con el envío de un alto mando militar, el secretario de Estado y el anunciado viaje de Trump en los próximos días a Perú y Colombia no dejan duda de la determinación de impedir que sus contrincantes se tomen Latinoamérica (Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc.), hasta hace poco tiempo considerada su patio trasero.

Trump prepara una intervención más decidida en Venezuela: apoyándose en los gobiernos más lambones, como el peruano y colombiano; así como los rusos y chinos no están dispuestos a dejar a su nuevo aliado en el continente. La militarización de la frontera por parte de Colombia y Venezuela, el alistamiento de tropas por parte de ambos gobiernos son una amenaza creciente; donde las clases dominantes de ambos países pretenden que los hermanos venezolanos y colombianos se asesinen entre sí para su beneficio y el de sus socios de las potencias imperialistas. Una vil pretensión que los trabajadores de ambos países deben impedir con su unidad aprovechando la debilidad que por sus contradicciones tienen los ricos para derrotar a sus respectivos explotadores.
La esperanza de los trabajadores está en su rebelión: a los preparativos de una nueva carnicería mundial, al endurecimiento de la dictadura de los reaccionarios e imperialistas, a las guerras de invasión y a la creciente opresión y explotación se enfrenta la resistencia armada de los pueblos, las huelgas políticas de los que viven del salario, la movilización generalizada de los trabajadores, cuyas acciones no pueden opacar los grandes monopolios de la información.
Resistencia del pueblo kurdo… Huelgas en Francia, Alemania, España, Argentina… Manifestaciones multitudinarias de las mujeres el 8 de marzo alrededor del mundo… Avances de la guerra popular en la India y Filipinas… todos ellos, no son solo muestra de la rebeldía de los pueblos contra el infierno de la explotación y la opresión mundial capitalista, sino la esperanza de impedir con su lucha una nueva matanza mundial; así como la certeza de aprovechar todas las contradicciones que este sistema no puede resolver para darle rienda suelta a la iniciativa histórica de los trabajadores llamados a tomar en sus manos el destino y dirigir el futuro de la sociedad.
Colombia entre ilusiones y realidades: la crisis económica y social sigue siendo descargada con saña contra el pueblo; a los ricos explotadores no les son suficientes los cierres de empresas y los despidos masivos, los salarios miserables y la tercerización laboral, la falta real de servicio de salud… a esas terribles condiciones se suma la persecución a las organizaciones sociales y el asesinato sistemático de sus dirigentes, la declaración de ilegalidad de sus huelgas y paros, la criminalización de sus manifestaciones…
Estas, que son las condiciones impuestas por los ricos, vienen acompañadas de los discursos sobre la supuesta paz y adornadas con las ilusiones en la farsa de las elecciones que legitiman el dominio de los dueños de todo, le dan un tinte democrático a la dictadura de los que viven del trabajo ajeno y sirven para maquillar la podredumbre monumental de sus instituciones.
Las elecciones en Colombia son una farsa aplaudida por todos los partidos que se dicen de izquierda y posan de amigos del pueblo, pero rechazada por la inmensa mayoría de los trabajadores que no votan y por los millones de tarjetones anulados o no marcados. Una actitud en la que el Pueblo Rebelde debe mantenerse en las elecciones de mayo donde se disputarán entre Petro, Vargas Lleras, Duque… quien aplastará a los trabajadores desde la presidencia.
Porque, contrariando los llamados a respaldar la paz de los cementerios y la democracia mutilada de los ricos, el Pueblo Rebelde persiste en el camino de la lucha; desafiando la legislación retrógrada se abre paso la huelga como demostraron los pilotos de Avianca y los obreros tercerizados de Indupalma; contra el terrorismo de Estado que se lleva a los mejores hijos de pueblo surgen de sus entrañas los continuadores de su justa causa; contra los llamados a la paz social y la conciliación se suceden a diario enfrentamientos, bloqueos, manifestaciones, paros y asonadas que tienen en común el reclamo de las promesas incumplidas y la solución a problemas elementales.
Algo significativo en medio de la farsa electoral, fue la declaración del pueblo en Bojayá amenazando con impedir los comicios si los gobernantes no solucionaban de inmediato el problema de la energía, obligando a las autoridades a resolver en tiempo record algo que no habían querido atender desde enero del 2017; por su parte, los pobladores de Francisco Pizarro en Salahonda Nariño decidieron impedir las elecciones por razones similares. Una gran lección para los electoreros empedernidos y un ejemplo a seguir por el resto del pueblo.
Sigue vigente continuar preparando el gran Paro Nacional Indefinido y en ese camino el Pueblo Rebelde tiene varios compromisos inmediatos e ineludibles:
En primer lugar, preparar manifestaciones de rechazo a Trump quien visitará el país el 15 de abril; hay que manifestar el repudio a todo lo que éste odiado personaje representa.
En segundo lugar, todos los trabajadores deben preparar el Primero de Mayo, día internacional de la clase obrera, como un día de lucha internacionalista y revolucionario; contra la explotación y la opresión mundial capitalista, contra el ataque imperialista a los pueblos del mundo y en solidaridad con los pueblos que luchan por su liberación, y por la revolución que debe acabar con toda forma de explotación y de opresión sobre la tierra.
En tercer lugar, ¡NO VOTAR! en las elecciones de mayo y hacer todo cuanto esté a su alcance para desnudar la falsa democracia de los ricos y convencer a muchos más de la necesidad de convertir el rechazo a la politiquería y la desconfianza en el Estado en unidad, lucha y organización para impedir los criminales planes de los explotadores.
El destino del pueblo colombiano no está en las urnas, ni en las manos de los politiqueros, ni en sus enemigos que por años lo han esclavizado. Su futuro no depende de los politiqueros que se dicen sus amigos, ni de los jefes arribistas que traicionan y se venden por un plato de lentejas. El Pueblo Rebelde debe confiar en sus propias fuerzas; esas sí poderosas e invencibles para conquistar sus reivindicaciones más sentidas y cambiar de raíz todo el sistema.


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