jueves, 7 de junio de 2018

La verdad sobre la primera vuelta presidencial y lo que le espera al pueblo


Desde el mismo día en que terminaron las elecciones presidenciales el pasado 27 de mayo, le han mentido al pueblo con las cifras de participación. Mienten los medios de comunicación de los ricos, mienten los partidos politiqueros, los candidatos, el Estado que representa los intereses de los opulentos…todos mienten y tratan de inflar artificialmente los resultados. La estadística estatal es otro frente en el cual debe luchar el pueblo rebelde, pues a toda costa los poderosos tratan de maquillar las cifras, inflando lo que les conviene y desinflando lo que no. Como se puede ver en la tabla, el porcentaje total de cada candidato, se debe establecer teniendo en cuenta el total del potencial electoral, que eran las personas que podían votar, y no como lo hacen acomodadamente desde la podrida y corrupta Registraduría Nacional la cual tiene en cuenta el total de sufragantes para que el porcentaje sea mayor. Para entender mejor el chanchullo, vamos a poner un ejemplo hipotético extremo. Si el potencial electoral es de 100 personas y votan en total 5 personas y todas lo hacen por el mismo candidato, la conclusión amañada de la Registraduría Nacional sería la siguiente: “El candidato X ganó con el 100%”, cuando la verdad sería la siguiente: “El candidato X ganó con el 5%”. Es por eso que afirmamos sin temor a equivocarnos que a los candidatos casi que les doblaron artificialmente los porcentajes totales que lograron, para legitimar sin argumentos esta democracia que se nutre del fraude, de la mentira, de la amenaza y la compra-venta de votos. La democracia de los ricos está desprestigiada entre el pueblo y por eso desde siempre ha sido una política de Estado inflar las cifras para darle publicidad a una legitimidad popular inexistente.

Es muy sencillo comprobar el engaño. Cualquier cálculo debe tener en cuenta la suma del porcentaje de participación más el porcentaje de abstención para tener como resultado el 100% del potencial electoral. Entonces basta con sumar el porcentaje falso de cada candidato (el presentado oficialmente por el Estado) con el porcentaje de abstención para que dé como resultado más del 100% y por lo tanto es una operación que no se corresponde con la realidad:

Ahora, si se suma el porcentaje real de cada candidato con el porcentaje de abstención electoral da como total el 100% del potencial electoral:

Si se tiene en cuenta esto, se puede afirmar que Duque (Uribe) “ganó” las elecciones con un pírrico e insignificante 20% seguido por Petro con un poco más del 13% y Fajardo con el 12%, para no hablar de los demás candidatos. Los festejos de la mafia son porque van punteando con un poco más de apenas la quinta parte del total de posibles votantes, y si esto es casi nada, el festejo de Petro es cómico por haber logrado apenas un poco más del 10%.

Sin embargo, no se puede menospreciar la influencia que tienen, entre un sector amplio de la juventud y del movimiento sindical, Petro y los falsos revolucionarios agrupados en los partidos políticos que lo apoyan, lo que ha creado un ambiente propicio para hablar de política, para desprestigiar al Estado de los ricos con denuncias concretas y para difundir la necesidad de construir otro tipo de sociedad que no se base en la superexplotación del hombre por el hombre. Por lo general, la juventud no confía en esta democracia ni en este Estado donde gobiernan los enemigos del pueblo y que por estas épocas ven en los jóvenes simples cifras electorales y no rebeldes que si se organizan y luchan, pueden darle la pelea al capitalismo de forma directa. Por eso Petro no es una alternativa rebelde para el pueblo colombiano. Si Duque representa abiertamente la mafia en el Estado, el terrorismo contra el pueblo, la disminución del salario en general, el desplazamiento de campesinos pobres y de los trabajadores del campo, Petro representa el desarrollo del capitalismo como él mismo lo afirmó en una entrevista, lo que implica que este candidato busca desarrollar al culpable de todos los males de la sociedad, pues es gracias al capitalismo que hoy la división en clases sociales representa superexplotación económica para la mayoría de la población y superganancias para una ínfima minoría que vive como parásito social.

¿Debe interesar al pueblo si nombran a Duque o a Petro como el próximo presidente? Si es para responder a la pregunta de ¿cuál es el menos malo para el pueblo?, no debe importar mucho, pues ambos deben responder a los intereses de los dueños de los monopolios para cumplir su Agenda Empresarial la cual será el verdadero programa de gobierno para los próximos años y como ya dijimos, ambos van a desarrollar el capitalismo en Colombia lo que los convierte en enemigos del pueblo. No importa a quien nombren en la presidencia, pues quede el que quede la única opción para los trabajadores y pobres del país, es unirse y organizarse para confrontar en las calles las medidas que va a aplicar el próximo gobierno.

El pueblo está inconforme con la situación actual en la que vive y por eso hay importantes huelgas y manifestaciones masivas en diferentes partes de Colombia, aún dispersas y sin una dirección en común que logre potenciarlas contra este Estado. Paros regionales, paros “cívicos”, bloqueos de vías, tomas de tierras hacen parte del acontecer diario. Esto es tratado de canalizar por los ricos del país hacia las elecciones y así desvían la rebeldía del pueblo hacia la farsa electoral en la cual lo dividen entre uno u otro candidato, lo hacen perder tiempo y recursos en campañas politiqueras y al final, emboban a una parte del pueblo con el cuento del sufragio universal libre y democrático, algo que es falso porque los que ponen la plata ponen el presidente comprando votos, comprando a los que escrutan, amenazando a una parte de los “electores” o “conquistándolos” con tejas o puestos en diferentes empresas.

Por lo tanto y después de evidenciar el engaño de las cifras y de que no importa a quién nombren como presidente, es claro que la rebelión popular no se expresa en las urnas, se manifiesta en la confrontación directa en las calles, pues al final, cada huelga masiva, cada bloqueo, cada marcha y asonada debe enfocarse contra el poder del Estado de los ricos para que signifique un avance en las luchas y en las conquistas del pueblo.

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